El 2024 fue un año desafiante en materia de sostenibilidad. Se trabajó a nivel global por un acuerdo vinculante por la reducción de la contaminación plástica, incluyendo los ecosistemas marinos. Aunque no se logró refrendar, se impulsó a la cadena de valor de los plásticos para que invirtiera en una industria sostenible y se logró plantear la importancia de mantener una aproximación científica para evaluar los impactos y beneficios que el plástico le aporta a la sociedad. La tracción generada hasta el momento, impulsada por consumidores y marcas responsables, ha movilizado a varios países a implementar regulaciones en torno al plástico, incluyendo aquellos países en los que el Grupo Plastilene tiene plantas de producción.
Para finales de 2024, Estados Unidos había avanzado en regulaciones ambientales con la aprobación de leyes REP en 5 estados, sistemas de depósito en 10, prohibiciones de bolsas plásticas en 8, restricciones a ciertos plásticos de un solo uso en 12 y normas para identificar correctamente los códigos de resina en 29. En Guatemala se redactó el acuerdo nacional para gestión de plásticos de un solo uso y en Ecuador se cuenta con el acuerdo ministerial de Gestión integral de Plásticos, el acuerdo ministerial de plástico agrícola y el impuesto redimible a las botellas PET.
En Colombia la puesta en marcha de la ley de prohibición de plásticos de un solo uso entró a fortalecer un marco regulatorio que ya contaba con ley de REP y con el impuesto al plástico de un solo uso. La transición fue frenética por la ausencia de reglamentación frente a las excepciones por el uso de productos sostenibles, como aquellos fabricados con 100 % posconsumo nacional, o el uso de compostables o biodegradables certificados. La invitación a los gobiernos y a los actores de la cadena es a que hagamos cumplir las regulaciones con diligencia y con firmeza. Un marco regulatorio en acción estimula las inversiones y la innovación.
En el Grupo Plastilene estuvimos trabajando con gestores y clientes para fortalecer la cadena de reciclaje de plástico agrícola en Ecuador y potenciamos el desarrollo de productos con inclusión de PCR en Colombia y Guatemala. Durante el 2024 comercializamos 2.426 toneladas de PCR Ciclolene®, fabricadas en nuestra planta de Reciclene y comercializamos más de 6.500 toneladas de empaques con contenidos de hasta 100 % PCR fabricadas en Plastilene, Altalene y Technofilms.
Cerrando el año nos vimos avocados a enfrentar el veto de un producto por cambios en las bases de datos de Ecoinvent y el impacto en el Análisis de su Ciclo de Vida (ACV). Nos convencimos de que la movilización de la industria en torno a una defensa científica sólida va más allá de promover tecnologías de reciclaje mecánico o avanzado, hacer productos reciclables o con menor huella de carbono. Debemos entender cómo dar respuesta a los mecanismos de evaluación de nuestros productos de forma organizada y coherente, con acciones orientadas a mejorar de raíz los resultados ambientales de nuestros productos, en línea con la forma como son medidos e interpretados. Pero, también (1), debemos participar de estas discusiones en otros escenarios: ¿qué es lo que se está midiendo?, ¿es lo correcto?, ¿es transparente?; (2) revisar cómo orientamos nuestras acciones en ecodiseño para impactar las mediciones e indicadores correctos. El trabajo científico hay que hacerlo y conectarlo con acciones concretas para generar una contribución positiva y (3) comunicar/educar asertivamente sobre los impactos ambientales de nuestros productos.
A todo esto, el Grupo Plastilene se presenta como una voz que sensibiliza y moviliza, a partir de la experiencia y la creatividad; transformamos conceptos en realidades alineados con nuestros cuatro compromisos sostenibles: Circularidad, Responsabilidad Social, Medio ambiente y Portafolio y con nuestros tres pilares estratégicos: Confiabilidad, Sostenibilidad e Innovación. Este último será determinante en el 2025 para fortalecer el camino sobre el cual el Grupo se ha construido y para acompañar los retos de la industria con soluciones a la medida de las expectativas tanto de la sociedad como de nuestros clientes y a la medida de los desafíos que enfrentamos en cuanto a regulación y sustitución de nuestro portafolio en un mundo que no parará de moverse.